El sarro dental es una capa mineralizada que se forma como resultado del endurecimiento gradual de la placa que se acumula en la superficie de los dientes y en los bordes de las encías. La placa se combina con los minerales de la saliva y se convierte en una estructura dura que solo puede ser eliminada por un dentista con herramientas especiales.
Su formación suele estar relacionada con la falta de cepillado dental y uso de hilo dental, los hábitos alimenticios y la composición de la saliva. El sarro no solo supone un problema estético, sino que también afecta gravemente a la salud bucodental.
El sarro facilita la adhesión de la placa bacteriana, lo que favorece la aparición de enfermedades de las encías. Con el tiempo, pueden aparecer enrojecimiento, hinchazón, sangrado e inflamación en las encías. Si no se trata, esta situación puede provocar retracción de las encías, movilidad dental e incluso pérdida de dientes. Además, el sarro es una de las principales causas del mal aliento. La limpieza regular del sarro desempeña un papel fundamental en la protección de la salud de las encías, la prevención de la pérdida de dientes y la mejora de la higiene bucal.
La frecuencia con la que se debe realizar la limpieza dental puede variar de una persona a otra. En general, se recomienda realizarla al menos una o dos veces al año bajo supervisión de un dentista. Sin embargo, en personas con alta propensión a la formación de sarro, este intervalo puede ser más corto. La composición de la saliva, los hábitos alimenticios, el consumo de tabaco y los hábitos de higiene bucal son factores importantes que determinan este intervalo. Las revisiones periódicas previenen la acumulación de sarro y permiten detectar precozmente otros problemas de salud bucodental que puedan surgir.
Después de la limpieza del sarro, las superficies dentales quedan lisas, lo que dificulta la acumulación de placa. Durante este periodo, es necesario prestar más atención al cepillado de dientes y al uso del hilo dental. Evitar los alimentos muy calientes o muy fríos ayuda a reducir la sensibilidad del esmalte dental. Además, limitar el consumo de tabaco, café y té reduce la velocidad de reaparición del sarro. El cuidado regular mantiene el efecto de la limpieza durante mucho tiempo.